Última infancia en los pueblos de Castilla.

Al igual que en muchos otros pueblos de la España rural y profunda (tal y como la llaman algunos), en Chércoles y en los pueblos de alrededor, la generación de los 80, será la última que vea desarrollar su infancia al abrigo de los miles de pueblos que salpican la tierra castellana.

Soria, al igual que otras provincias españolas como Teruel, Segovia o Ávila, posee una densidad de población inferior al 0,35%, y este dato a ido en descenso desde hace varias décadas. La tendencia, lejos de invertirse, es que cada vez más las personas emigren hacia núcleos urbanos más grandes.

La Garduña es la revista que se edita en la Asociación Cultural Los Elegantes de Chércoles. En ella, además de información sobre las fiestas y los distintos eventos que se llevaran a cabo, suele venir un artículo. Estos días no escribí nada en el blog porque estuve centrado en escribir este artículo. Líneas que no significan nada más que los recuerdos de dos amigos de la infancia que tuvieron la deferencia de compartirlos conmigo para que yo pudiera escribirlos.

Os dejo el artículo para ver si toco un poco vuestra vena sensible en este día, 7 de julio, San Fermín.

La última infancia de Chércoles

Dos quedamos en el bar, dos de los últimos que habíamos crecido en Chércoles, dos de los tres que siempre estuvimos juntos y que poco a poco supimos que nuestra aventura y nuestra infancia tenía una fecha de caducidad que había sido escrita mucho tiempo atrás.

Chercoles LLavesLos dos nos miramos y en un momento lo vimos claro, ninguno quería irse a dormir, ninguno quería dejar de ser lo que éramos para ser otra cosa. Aquella era nuestra última noche y después de aquellas últimas horas, cada uno tomaríamos rumbos distintos y el pueblo, nuestro pueblo y el alma que en él vive, se quedaría un poco más vacía como había venido pasando desde hace ya muchos años.

Solo una mirada entre hermanos, amigos de toda la vida, primos o parejas puede decir lo que aquella mirada dijo. En un segundo nos acordamos de todas las historias que al cabo de muchos años recordaríamos con el cariño del que se sabe casi único.

La noche de la helada, con todo el pueblo reunido en el bar, donde pasamos uno de los mejores ratos de aquellas fechas. El agua se helaba casi al instante cuando caía sobre el asfalto y la idea estaba clara… congelar más si cabía, las calles del pueblo con cubos de agua. No se podía describir el frío que hacía, ni la sensación de saber que el pueblo congelado era, en parte, obra nuestra. Chiquilladas de niño en ese momento que se transformó en una anécdota que perdurará para siempre.

Las hogueras improvisadas en medio de la calle, remedio inteligente, casero y perspicaz para evitar o directamente deshelar las tuberías que llevaban el agua desde el depósito a las casa de Chércoles. Mano a mano con los vecinos, con nuestros padres, con la familia que éramos el pueblo entero.

El Jabalí que se quedó dormido en la plaza del pueblo y que a la mañana siguiente hubo que espantar. Cómo las madres nos protegían como si aquel animal tuviera la menor intención de hacernos daño y cómo, los pequeños que estábamos, intentábamos escaparnos para ir con nuestros padres detrás del animal.

El rancho que el buen Sixto, el pastor del pueblo, hacía en la casa de la plaza, ese olor que llegaba a Chercoles Arboltodos los rincones y que hacía que el corazón te diera un vuelco porque sabías que significaba que el buen hombre había vuelto de estar con su ganado. Como cuando Sixto bajaba al bar, nunca hubo problema porque no se aclarara con las cuentas, porque tabernero y clientes le ayudaban encantados al igual que él ayudaba, siempre que era necesario, a cualquiera que necesitara una mano amiga.

La burra del pastor y las perrerías que le hicimos, los trozos de pan duro que le dábamos para que anduviera y poder “galopar”, aunque solo fuesen 20 metros, a lomos del animal. Como aquella noche de disfraces, hará ya unos cuantos años, varios muchachos del pueblo la hicieron participar en uno de los mejores disfraces que hubo hasta la fecha.

El horno donde se hacían las perronillas y las magdalenas, el pueblo reunido en torno a él y lo que nos caía de propina para merendar o almorzar. Ese olor que se quedaba en la ropa, que con el tiempo pasó a ser un olor que se quedaba como añoranza de tiempos pasados.

El miedo que pasamos cuando varios lobos empezaron a comerse al ganado, y el alivio y orgullo de pertenencia que sentimos cuando finalmente el problema se pudo solucionar y no fue a más.

Las tardes primavera y de otoño, los que éramos, siempre juntos, haciendo arcos y flechas, jugando al golf, descubriendo sitios abandonados, las horas de frontón, las conversaciones interminables en el calvario, las cocheras que acababan por derrumbarse y las carreras y excursiones con la bici.

Pero sobre todo recordamos cómo compartimos una infancia que no cambiaríamos por nada del mundo y que nos acompañaría allá donde fuéramos. Infancia que con el paso de los años valoraríamos como se merecía, al saber que nosotros íbamos a ser los últimos de una historia que comenzó mucho antes.

Nos despedimos con un abrazo que en ese momento lo significó todo y cada uno pusimos rumbo hacia nuestra casa. Fui fijándome en cada piedra suelta de la calzada, en cada socavón por el que había intentado saltar con la bici, cada puerta que en más de una ocasión había golpeado para pedir esquilo, las ruedas de los tractores aparcados fuera de las cocheras que en más de en una ocasión se congelaron… detalles que sabía que quería retener en mi memoria para poder llevarme una parte allá donde fuese.

Entré a la casa casi sin hacer ruido, ya era tarde y no quería despertar a mis padres porque en algo menos de dos horas nos levantábamos para ponernos en marcha. Me puse el pijama pensando en todo aquello que había visto camino a casa y que no quería dejar de recordar. Poco a poco una sensación de desazón me invadió por completo. Debajo de dos mantas y abrazado a mi almohada, como si tuviera la capacidad de retener los momentos vividos, supe que, por mucho que otras ciudades pudieran darme, nada podría compararse nunca a la infancia que el alma de Chércoles me ofreció, ni a los momentos que, desde entonces, pasaron a formar parte de mi ser.

Yo era uno de ellos, de los últimos y así tenía que ser.

 

@Dedicado a todos aquellos niños, última generación de la infancia de Chércoles.

El poder del timbre…

Siempre me he admirado a la gente que conduce bien, quizás porque siempre me gustaron los coches y desde hace un tiempo les tengo la admiración y el respeto que se merecen.

La primera persona que admiré conduciendo fue mi padre, normal si tenemos en cuenta que fue el que me enseño a conducir. Tiempo después de sacarme el carné de conducir me di cuenta de que efectivamente trazaba las curvas con una trayectoria medida milimétricamente y rara vez no prestaba atención a lo que tenía entre manos. Respetuoso con los limites, las indicaciones y las obligaciones aunque su coche tuviera 90 o 167 CV. Nunca pasé miedo en ningún de los viajes que compartí con él y no creo que lo pasé jamás ya que ahora soy yo el que intento llevarle 🙂

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La segunda persona fue mi hermano mayor, el me enseño buena parte de la mecánica de los motores y por eso y por su manera tranquila y sin fallos de conducir se ha ganado mi respeto año tras año. Es como IceMan en Topgun, nada le pone nervioso y lleva al extremo la meticulosidad de sus maniobras. Bien fuera con un Citroën C3, un Ford Ka o cualquier otro modelo de coche su manera de conducir ponía de manifiesto en cada gesto y acción que para el conducir, no era solo conducir, era mucho más y como tal así lo llevaba a cabo.

La tercera persona es Miguel Castresana. Ni peor ni mejor, distinto. Si Carlos es IceMan, Miguel es Maverick, nacido con un don innato para la conducción, un “algo” difícil de explicar que hace que la experiencia merezca la pena en todos los sentidos. Trata a su coche como el protagonista de Transporter trata al suyo, fiel reflejo de que para él es casi un ser vivo. Las conversaciones sobre coches que nos compraríamos han sido memorables y dentro de poco, uno de los dos, tendrá más cerca a uno de nuestros favoritos.

Cualquiera de esta tres personas sería feliz en Bremen… sobre una bicicleta! El poder que tiene el timbre (obligatorio para poder circular en esta ciudad) va más allá de cualquier otro que pudieras conseguir incluso con un Hummer. El carril bici es La Vía Lactea de los pilotos que llevan sus vehículos sin importar que o quien puede traspasarla.

Ir montado en tu bicicleta durante los primeros días crea algo de tensión ya que eso del carril bici por toda la ciudad es algo a lo que en Madrid no estamos acostumbrados y por lo tanto choca de frente que la preferencia de la bici sobre el resto de creaciones de nuestro señor se ABSOLUTA.

El termino absoluto se refiere al todo o a la totalidad; durante este tiempo he visto sonar un timbre y que una abuelo que andaba en tacataca saltara cual gacela para ponerse a salvo fuera de la vía del demonio sobre ruedas. No importa que un hombre este descargando la furgoneta, la persona en cuestión esperará a que la o las bicicletas hayan pasado para terminar de descargar la mercancía. La mayoría de las veces la gente que se encuentra cerca del carril suele tener la precaución de mirar siempre antes de cruzar pero, y esto me pasó a mi hace dos semanas, cuando una persona no mira y casi es atropellada por una bicicleta (es que se veía que se iba a meter), pide perdón como si en lugar de haber traspasado la línea hubiera saltado a los profundidades del averno disfrazado de querubín y cantando villancicos.

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El poder del timbre es absoluto, coches, motos, personas de toda clase y condición… nadie se escapa de su control. Incluso, si deseas adelantar a una bici, con un simple gesto de tu pulgar, verás como la otra bicicleta se aparta hasta donde sea necesario con tal de que puedas adelantarla y no entorpecer tu camino.

Lo más asombroso es que si hay algún tipo de bloqueo, las personas que se encuentren andando por la acera se detendrán para que los vehículos de satanás puedan circular ya que ellos son los elegidos.

¡Ay queridos tres ejemplos de conducción! Como os gustaría poder gozar de ese poder, pasear sin miedo al atropello, a los atascos, sin estar alerta del que vino por un lado o el que se marchó por el otro. Que placer sería que pudierais sentir la fuerza que emana de esa pequeña caja con forma de concha, hacer vibrar su mecanismo para dejar fluir toda la energía que hace que cuando vas encima del caballo de La Parca, nada se interpone en tu camino.

pues ya han pasado dos meses!

Ironías del destino, ya que un 25 de Abril, cumpleaños de un@s cuant@s amigos mios, boda de una muy amiga mia y dia de San Marcos, viajé para empezar mi miniaventura en las tierras de los trotamúsicos.

Pues han pasado dos meses exactamente desde entonces y ya tengo mi billete para la primera visita fugaz a mi ciudad natal… Madrid. No tendremos playa pero no nos hace falta porque nos tenemos los unos a los otros y cada barrio es una ciudad distinta, con sus bares, sus tiendas, sus personajes, etc. Si tienes la suerte de tener amigos en barrios distintos de la capital descubriras muchas maneras distintas de tirar una Mahou porque no sabe igual cuando la dejan correr que cuando utilizan la espatula, cuando le sueltan gas que cuando «tumban» el vaso, el que te da la caña rebosando con el que te la sirve para enmarcar, … hay cien Madrid dentro del mismo.

En estos dos meses he pasado por Bremen, Kassel y la ruta de los Hermanos Grimm, Colonia, Berlin, Lübeck, Hamburgo, Copenhagen, Praga y finalmente acabo la primera etapa de la aventura en Madrid, donde todo acaba y donde todo empieza.

Hace casi dos meses empecé a escribir este blog y continuaré haciéndolo mientras pueda para que me odieis un poco más viendo los post en facebook, twitter, WordPress, … desde entonces he escrito la nada despreciable cifra de 46 entradas, he tenido casi 2200 visitas, casi 800 visitantes y 32 comentarios. Lo mejor y lo que más ilusión me hace es poder ver el mapa que muestra desde donde se accedió al blog. Os pego un pantallazo para poder compartilo con vosotros ya que me hace pensar mucho en la cantidad de amigos y famlia que tengo dispersada por el mundo al igual que lo estoy yo.

Mapa entradas Blogs

¡Si os gusta una entrada no os corteis y compartirla donde más os apetezca! ¡El conocimiento humano pertenece a la humanidad!

Si más me despido durante dos o tres días que estaré con mi familia y amigos.

Ruta de las Hadas (H.Grimm) Parte III

“Rapunzel, Rapunzel saca tu cabellera…” fue la canción que resonó en mi cabeza desde el momento en el que me desperté. Estuve todo el desayuno intentando recordar como seguía la dichosa cancioncilla que se me había metido en la cabeza por ciencia infusa y se resistía a dejar mi cabeza. Al final hice lo que todos hacemos hoy en día, preguntar a google que todo lo sabe, y si no lo sabe no hay problema, se lo inventa.

Era lógica la cancioncilla, la primera parada de nuestra ruta del tercer día iba a ser Trendelburg, con un imponente castillo en lo alto de un monte. La ciudad crece alrededor de este y forma calles y callejuelas a lo largo de toda la ladera. La casas, típicas de entramado de madera de esa zona, tienen hasta 400 años, el suelo es de adoquines, engorroso para nadar y para los coches en invierno pero idílico para completar la estampa de la pequeña ciudad.

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No hace falta mucha imaginación para ver a Rapunzel, sola y encerrada en la torre más alta del castillo con la trenza colgada por la ventana, esperando ansiosa su liberación. De hecho, el hotel que hoy se encuentra en el edificio del castillo, haciendo gala de su visión comercial, mantiene una trenza rubia coronada con un lazo rosa colgando de la torre que flanquea la entrada, Por lo que leímos la torre más alta se derrumbó por un incendio así que no debió de ser en esa torre en la que la pobre princesa permaneció atrapada, pero sí que vale para hacerse un idea. Gracias al hotel las piezas se conservan muy bien, incluso hay una zona de bancos con un entramado de árboles que si en finalizado el invierno, con los árboles desnudos, impresiona, en verano tiene que ser espectacular.

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Después de varias decenas de fotos proseguimos nuestro camino hacia el punto que más que más interés me había despertado desde que empecé a buscar información sobre la ruta.

El cuento de los hermanos Grimm citaba textualmente que en las profundidades del muy denso bosque de Reinhardswald, habitado por ciervos, jabalís y otros seres desconocidos, se encontraba un castillo en cuyo interior, una princesa de nombre Bella, aguardaba el beso de un príncipe que la hiciera despertar.

Efectivamente es un bosque denso, de película, con miles de árboles que pugnan por subir más alto y poder captar algún rayo de sol. Fuimos directos al castillo, fortaleza del siglo XIV y de nombre impronunciable. (Dornröschen o de Hofgesimar). Alrededor del castillo se abría un claro que permitía aparcar los coches e incluso dar un paseo por lo que antes hubieran sido las inmediaciones del palacio, después solo había bosque denso, muy muy denso. Al buscar datos de la zona descubrimos que es una de las áreas boscosas más densas y antiguas del continente europeo… ahí es nada.

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Si algún día vais fijaros en la estatua que hay al principio de la carretera que lleva al palacio, justo después de dejar el bosque. La imagen parecía más antigua que el propio castillo, pero no encontramos información alguna sobre la misma, desde entonces ando buscando información ya que debía de permanecer a alguna colección de estatuas que antaño hubieran flaqueado la calzada de acceso principal.

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No hace falta decir que el castillo hoy en día es una hotel, pero está vez de lujo, dónde de vez en cuando hacen representaciones del cuento de la Bella Durmiente para amenizar las cenas de los huéspedes

La recomendación de buscar la verdadera historia del cuento de la bella durmiente es algo que doy solo a aquellos que quieran terminar de romper su infancia en mil pedazos, yo no lo busqué aunque me enteré de cómo era despertada.

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Dejando atrás a Bella y su castillo donde el príncipe la despertó, nos adentramos de nuevo en la carretera que atravesaba, cual puñal, el bosque. De camino decidimos que, ya que era uno de los bosques más antiguos de Europa, podríamos dejar el coche en algún recoveco del camino y adentrarnos un poco hasta estar completamente rodeados y sentir lo que el príncipe debió de sentir alguna vez. Gran acierto y gran consejo si algún día andáis por estas tierras. La sensación, el olor, los sonidos… todo transforma el ambiente y hace que parezca que estás en un película donde elfos, brujas, gnomos y hadas conviven en ese bosque encantado.

Me hubiera gustado poder estar más tiempo, haber hecho una larga caminata por el bosque y descubrir rincones más oscuros pero no pudo ser, me quedo con la sensación vivida y con las ganas de volver, algún día a recorrer caminos inexistentes entre árboles centenarios.

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Ingeniería Alemana…

Los últimos coletazos de la época de los samuráis en Japón, coincidió con el despertar al mundo de ese país. El emperador estaba haciendo que sus emisarios contrataran expertos de todos los países para modernizar al país del sol naciente y hacerlo entrar en una nueva era. AL igual que abogados franceses y banqueros ingleses, el emperador había pedido explícitamente ingenieros alemanes, ya que, durante mucho tiempo, habían sido considerados los pioneros en este campo.

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Hoy en día sigue viéndose de esta manera y el gran motor de Europa se apoya en su industria para continuar su andadura hacia una tercera era de prosperidad duradera. La percepción sobre la valía de la ingeniería alemana está lejos de cualquier duda y el potencial de sus empresas son prueba de ello.

Al entrar en una obra uno piensa que todo el mundo ira de blanco, nadie hablara y todo el personal entrará a las 8:00 y se irá a las 17:00. Esto es algo que cada vez veo menos en las obras que hay por la calle, con la coincidencia de que entre dos tardes a un edificio en obras y ahí seguían trabajando los operarios.

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El otro día entre en una tienda conocida (H&M) en busca de unos pantalones cortos ya que estábamos alcanzando los 30 grados y sinceramente es algo que cuando hice la maleta no había previsto en absoluto. Buscando mis pantalones encontré el piso superior en obras y que una sección de la misma estaba tapiada con paneles de “corchopan” en precario equilibrio. La música de la radio de los operarios se mezclaba con la música y de la tienda , los mozos y no tan mozos que llevaban a cabo la reforma voceaban al más por estilo “Manolo y Benito”.

No fue todo eso lo que más me sorprendió, al alzar la mirada al techo descubrí que la cinta americana no solo vale para hacer que los aviones vuelen, sino también para pender sobre las cabezas de los distraídos compradores, ávidos de rebajas, la losetas del techo que cubren cables, vigas y hormigón.

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Grata sorpresa en parte de ver que chapuzas son todos cuando se hace sin ganas, y cierto respeto ya que abandone aquella sección no vaya a ser que no fuera cinta americana de verdad y en su lugar la cinta adhesiva del chino estuviera haciendo su función.

Por supuesto, uno que no es de pueblo pero le hubiera gustado serlo, hice fotos para poder compartirlo en perfecto castellano y tener una excusa para decir que aquí, como en todas partes no es oro todo lo que reluce y que no sé cómo sería antes pero ahora “Alemania y España misma cosa”

Ruta de las Hadas… o de los cuentos de los hermanos Grimm (2ª Parte)

¡Por fin llegó el día de visitar el museo de los Hermanos Grimm! Me levanté feliz cual niño con balón de futbol nuevo. Estaba nervioso ya que, después de buscar mucha información por internet, descubrí que había ilustraciones de los propios hermanos Grimm de alguno de los cuentos. Además se podían leer las verdades historias y leyendas que tuvieron que ser modificadas, en beneficio de la integridad mental de los niños alemanes.

Bajamos a desayunar pensando con mucha hambre por mi parte, debido en su mayoría por las ganas de ir al museo. El desayuno fue el típico buffet de hotel, nada que destacar excepto que tenían naranjas naturales, algo que en Alemania es de agradecer dado que suelen ser caras. Cualquier parecido con las naranjas españolas era como los cuentos, pura fantasía. En fin, por lo menos mataba el gusanillo y la morriña.

hermanos Grimm estatuta

Después de comer más de lo que debiera, siempre me pasa en los buffet de desayuno, nos dirigimos en busca de nuestro VW Polo rojo puta (siento el adjetivo pero es que de verdad que era rojo puta). 6 minutos en coche hasta el museo.

Vamos a ver yo entiendo que el viernes 3 de Abril, Viernes Santo, celebrado por prácticamente todas las vertientes de la iglesia católica, el museo estuviera cerrado pero ¿qué un sábado de Semana Santa también lo cierres? ¡Por favor! No me lo podía creer, había trastocado por completo mis planes… y lo peor, mi ilusión.

ayuntamiento Alsted

Con la decepción como bandera de nuestro ánimo, nos dirigimos, con tiempo de sobra, hacia nuestro siguiente destino. Alsfeld. Este pueblo parece salida de una postal y, para muchos, es una de las localidades más bonitas de Alemania. Lo que más nos sorprendió fue el Ayuntamiento gótico, que es del siglo XVI y donde se puede apreciar la construcción típica de la zona con entramados de madera y base de piedra. También está el palacio renacentista Hochzeitshaus que es llamada la casa de las bodas y por supuesto la casita en la que se dice que vivía Caperucita Roja (Rottkäppchen en alemán). Después supimos que no es original de este pueblo, pero me imagino que por si es por ganar turistas que no quede.

Alsterd

Después de comernos un helado en una pequeña tienda italiana, fuimos en busca de una tienda de artesanía que en internet la ponían como la séptima maravilla. He de decir que si las expectativas son tan altas, al final, la impresión es menor. Es verdad que tenían miles de cosas, algunas bonitas y otras prácticamente desechables hasta como leña de chimenea, pero la verdad que la tienda era gigantesca, con pasadizos y pasillos que acababan en tejados de casas anexas al edificio principal. Después de recorrerla entera, y no haber encontrado nada, fuimos en busca de nuestro pequeño VW Polo para proseguir la aventura hacia Schwalmstadt.

tienda Kassel

De camino al coche encontramos, justo al lado del museo de los cuentos, por supuesto cerrado, una pequeño sapo con una corona…pobre príncipe encantado! Quizás llevara mil años esperando a un príncipe galante y apuesto y no a una princesa, como desde siempre se había presupuesto. Recordad que los cuentos se modificaban por aquello de la moral. No me lo pensé dos veces y bese al príncipe sapo esperando que el milagro se produjera.

sapo

No os diré si sucedió el milagro o no, solo diré que el Sapo no resultó ser amante de los príncipes…

En poco más de veinte minutos llegamos a Schwalmstadt. Ciudad dividida en dos partes. La parte antigua es espectacular. La antigua ciudadela crece en torno a una plaza de tamaño considerable donde pueden apreciarse edificios con más de 400 años. Alrededor de la pequeña ciudadela se mantiene intacto el foso que antaño protegía la ciudad de posibles ataques invasores. El agua fluye por el foso como si no hubiera pasado el tiempo y los puentes, hoy de cemento y hormigón, permiten el paso a vehículos y transeúntes ajenos a la historia que contemplan a diario.

Prácticamente la totalidad de los edificios seguían el mismo orden arquitectónico de entramado de madera, creando un ambiente de ensueño y de cuento. Además se conserva el antiguo fuerte y posterior cárcel en una de las riberas del rio y con acceso desde la plaza. Si vais por la zona no os lo podéis perder.

traje caperutcita Vidriera

Después de internarnos en el museo de Caperucita Roja nos enteramos de que el cuento está basado en el traje típico de la zona, bastante menos glamuroso que el del cuento, y que venía por una pequeña historia que se contaba a las niñas para que no se fueran con extraños, representados en la figura del lobo. El museo en si no tiene mucho sobre el cuento pero sí sobre las costumbres, trajes típicos evolución de la comarca. Aperos y husos antiguos, mapas y sobre todo el edificio donde se ubica, con algunas vidrieras dignas de ser fotografiadas y algunos carteles de casas con más de 400 años.

Capertucita

La parte más nueva tiene menos que ofrecer si no fuera porque ahí se encuentran las estatuas de caperucita y el lobo y de un cuento que recuerdo con especial cariño. El cuento de los 7 cabritillos.

Hay partes de la memoria que creo que se ven dañadas con el paso del tiempo y que los recuerdos que se guardan se ven alterados o seccionados manteniéndose sólo fragmentos. En mi caso hay fragmentos de esta memoria que tienen una potencia superior al resto, el problema es que son recuerdos parciales de, imagino, historias muchos más largos. La historia de los siete cabritillos la tengo a fuego grabada en mi cabeza por un recuerdo de mi querida abuela Isabel que nos contaba ese cuento a los tres hermanos. No recuerdo donde, ni como era de largo, solo recuerdo el sonido y la cara de la yaya imitando a la madre de los cabritillos cuando le sacaba a sus hijos y le metía piedras en la barriga mientras dormía.

cabritillos

Que ilusión me hizo encontrar la estatua que honraba este cuento, más incluso porque desconocía de su existencia y la sorpresa fue enorme. Sin duda uno de los mejores recuerdos del viaje que en su momento guardé para mí y que espero que no se fragmente, con el paso del tiempo, en mi memoria.

Última parada del día antes de volver a Kassel, Bad Wildungen, allí hicimos una visita rápida al castillo de Friedrichstein, dónde nació la leyenda que decía una joven princesa murió allí envenenada y rescatada por siete encantadores seres del bosque, preludio de Blancanieves y los siete enanitos. El centro histórico es muy bonito, fácil de recorrer a pie, pero al ser sábado el castillo había cerrado muy pronto y nos quedamos sin poder visitarlo. Una pena ya que por fuera prometía bastante aunque nosotros estábamos ya muy cansados y la pena fue un poco menor dado que nuestros pies podrían descansar al fin.

castillo

Esa noche no hubo cena homenaje y dos sándwiches regados con cerveza fueron una cena más que justa para poder echarnos a dormir cuanto antes. Al día siguiente los cuentos seguirían fluyendo y teníamos por delante a Rapunzel, el bosque encantado y por supuesto la cena homenaje que teníamos planteada.

Ruta de las Hadas… o de los cuentos de los hermanos Grimm (1ª Parte)

La historia dice que los Hermanos Grimm decidieron mudarse a la ciudad de Kassel, en el centro de Alemania, ya que desde ahí podrían recorrer a pie y a caballo los pueblos cercanos para poder escribir los cuentos que la tradición oral de la vieja Alemania habían mantenido vivos hasta entonces. También se dice que la mayoría de ellos fueron narrados en la ciudad de Kassel por una mujer de la burguesía que siempre había residido allí. Entre historias y leyendas, los hermanos Grimm, crearon una extensa colección de cuentos que hoy llega a todos los niños a través de empresas como Disney.

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Lo primero que hice, al preparar el viaje, fue buscar acerca de los hermanos y de los cuentos que habían recopilado y la mayor sorpresa fue descubrir que casi todos ellos habían tenido que ser modificados. La reinterpretación de los cuentos era obligada ya que el destino de estos era un libro infantil que estaría en todas las casas alemanas. ¿Os imagináis que hubiera pasado si Hansel y Grettel no se hubieran perdido sino que hubieran sido abandonados en el bosque como antaño se hacía cuando una familia no podía alimentar a un hijo? ¿y si alguna doncella hubiera entregado su flor sin consentimiento al estar dormido desde hacía muchos años? ¿Y si no fuera la madrastra sino la propia madre la coprotagonista del cuento? Pues sí, la verdad que el viaje no había empezado y ya prometía.

Para que sepáis de donde viene lo de los cuentos de Grimm, os diré que en casa, desde que aprendí a leer, siempre hubo un tomo grueso, de tapas duras y grandes que ponía “cuentos de los hermanos Grim”. En ese tomo, que por aquel entonces me parecía gigantesco, estaban todos los cuentos que durante toda su vida esta pareja de hermanos estuvo recopilando. Caperucita Roja, Hansel y Grettel, Papunzel, el Flautista de Hamelín,… todos los cuentos que alguna vez hemos escuchado se habían recogido en aquel fantástico libro.

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Hoy, ese libro, se encuentra en la casa del pueblo, en mi muy querido Chércoles. Lo primero que haré según llegue será buscar el libro y llevárselo a mi pequeño sobrino Little Pishki para que su padre, que es mi hermano, empiece a leérselos cuando comience la época de los cuentos.

Pues bien, desde Bremen, que es donde estábamos, tomamos Kassel como núcleo de nuestro viaje. Allí buscamos un hotel más que recomendable, con desayuno incluido y con la cortesía de un billete para poder coger el transporte público sin cargo alguno durante los días que estuviéramos en el hotel. ¡El viaje empezaba bien!

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El trayecto desde Bremen no se hizo largo, son apenas tres horas por autovía y con un coche alquilado nuevecito el viaje se hizo cómodo. Las expectativas eran altas y las historias y recuerdos de nuestra infancia iban dando paso a nuevos kilómetros recorridos hasta que llegamos al hotel sin haber llegado a repasar todos los cuentos que teníamos en la cabeza.

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Sobre las 12:30 ya estamos en el hotel de Kassel listos y preparados para empezar a visitar la ciudad que más nos sorprendió y cuyo nombre jamás habíamos oído. Había hecho mis deberes así que fuimos directos hacia el BergPark, donde se encuentra el Schloss Wilhelmshohe, que es un antiguo palacio, reconstruido después de la segunda guerra mundial, y que hoy alberga una museo con pinturas de Van Dick, Rubens, … Lo que realmente nos fascinó fue el parqué en sí, y la cascada artificial que jamás se había construido hasta la fecha. En lo alto, la estatua de Hércules parece minúscula, aunque cuando uno lee más acerca del parque y de la estatua de pequeña tiene poco. La cascada la activan en función de la estación, nosotros estuvimos en primavera así que pudimos ver casi el final. Impresionante ver como el torrente de agua caía sobre canalones, escalones y rías construidos por el hombre. Lo malo de la época del año en la que estuvimos es que todavía había nieve y hielo, y esto último no es buen amigo de los escalones cuando tienes que subir unos cuantos para acceder al último mirador. Fue una aventura de las buenas que salvamos muy dignamente sin que ninguno sufriera ningún percance que lamentar.

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Lo mejor fue ver cómo había alemanes que subían y bajaban con zapatos sin ningún problema y como había otros que, incluso con botas hechas para escalar el monte Everest, se sujetaban a la barandilla como si de ellos dependiera el destino de la humanidad. Recuerdo sobre todo a un grupo de italian@s que muy felices fueron cantando mientras subían, al bajar, los silbiditos fueron disminuyendo hasta que varios de ellos cayeron irremediablemente contra el hielo. Afortunadamente no tuvo mayores consecuencias que el dolor de culo y las risas contenidas del resto de aventureros.

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Si alguna vez estáis por la zona os lo recomiendo encarecidamente. El sitio es muy bonita, distinto a lo que me esperaba y cuenta además con varias sorpresas como un puente que parece que ha salido del mismo Rivendel, el castillo de Lowenburg del siglo XVIII que alberga una colección de artículos de la edad media y del propio siglo, los restos de una antigua fortaleza del siglo XII destruida hace ya muchos siglos… es un lugar increíble que merece la pena ser visitado.

En mi caso, dado que las expectativas estaban contenidas, me sorprendió muchísimo. Había visitado otras partes de Alemania pero no me esperaba encontrarme semejante complejo. Con el bosque alrededor, inundándolo todo con mil de sonidos de la naturaleza, la sensación que me embriagó fue indescriptible. Me acuerdo del puente de los elfos y del castillo destruido y en su momento me imaginé como debería de haber sido aquel lugar muchos siglos atrás.

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Esa noche cenamos en lo que pensábamos que era un restaurante turco, dado que se llamaba Topkapi, nada más lejos de la realidad, resultó ser un restaurante Italiano. Después de una cena más que generosa era hora de dormir, al día siguiente nos esperaba el museo de los hermanos Grimm y el pueblo de Alsfeld.

Amigos reencontrados tras el muro de Berlin

Cuando era pequeño, como alguna vez os comenté, jugaba al baloncesto en el equipo del colegio. De esta etapa de mi vida, sin duda, guardo muy bueno recuerdos. Gracias al esfuerzo de todos y cada uno del grupo, sigo viendo a los que, un dia, fueron mis compañeros de pupitre.

  

 
Con el tiempo, y segun la edad iba alcanzandonos año tras año, varios de mis compañeros partieron de España al igual que yo he partido ahora. Entre Australia, Estados Unidos, Canadá y Francia, los amigos se fueron marchando para volver al cabo de un tiempo. Actualmente solo habia uno que se fue hace ya 2 años y medio en busca de una aventura parececida a la mia y que todavía no había regresado. 

Amigo de la infancia, compañero en el equipo de baloncesto durante un tiempo, informático y músico, hombre polifacético en todos los sentidos. Willy se fue a vivir a Berlin y todavia le debía la visita. Habíamos compartido equipo de baloncesto, monopatin, colegio, viajes e incluso algunas otras cosas inconfesables que quedaran en nuestra memoria…

  
Este fin de semana es puente en Alemania. 25 de Mayo «Pfingstmontag». Asi que tenía la excusa perfecta para poder regresar a aquella ciudad que nos maravilló a mi querido amigo Lelas y a mi en el último interrail que realizamos juntos. 
Como a todo el mundo, existen ciudades que te enganchan y otras que te dejan indiferente, en mi caso, al igual que en el de muchos más, Berlín me cautivó por ser la capital europea en todos los sentidos. Posiblemente por esto exista un blog que se llama berlunes, en el que el sobretítulo reza… «Vosotros teneis Mallorca, nosotros Berlín» esta simple frase, en modo de ironía simpática, engloba de una manera perfecta una realidad que recoge, no solo a españoles sino, a muchos más paises que tienen en Berlin uno de los principales focos a la hora de elegir destino para abandonar su pais. Al recorrer la ciudad ya sea en bus, tranvía, metro o andando, la lenguas que uno reconoce van del español al turco, pasando por el inglés y el francés con un sonido de fonde común, el alemán. Estoy convencido de que tiene que ser más facil encontrarse a alguien conocido en Berlín que en Mallorca.

  
Despues de un viaje accidentado en autobus desde Bremen, que algún  día os contaré, llegamos a Berlín más cansados de lo que inicialmente preveíamos y con menos tiempo del que teníamos en mente, esto hizo que no pudiera quedar con mi buen amigo la primera noche.

  
Despues de dormir en el hotel-motel más extraño en el que he estado en mi vida fuimos hacer el free tour, visitar la universidad, el monumento a las vicitmas de la tiranía, etc hasta que por fin, a las 15:00 de la tarde quedamos a comer con Willy, hora española perfecta para comer que a lo alemanes no acaba de convencerles. Por fin realizaría la visita pendiente despues de tanto tiempo. La conversación podría haber sido el preludio de un libro llamado «diferencias entre España y Alemania. Historias de Bremen y Berlin». 

Que buen es esto de volver a ver a los amigos que tienes lejos porque, aunque hayan pasado meses desde la ultima vez que nos habíamos visto, la confianza y complicidad sigue intacta y los recuerdos de la infancia afloran relucientes para volver a dibujar una sonrisa en mi cara como en aquella visita a Hamburgo de la que que os hablé no hace mucho.

  

De futbol, amigos y familia…

Siempre escuché eso de que la religión era el opio del pueblo, nada más lejos de la realidad si lo comparas con el futbol. El futbol hizo que una empresa como El Corte Inglés cerrara sus centros dos horas antes para que sus empleados pudieran ir a ver la final del mundial que España ganó, ¡ahí es nada!

Recuerdo cuando era pequeño y, junto con la familia, veíamos los partidos del Real Madrid en la tele de salón. Recuerdo perfectamente como disfrutaba cuando el Madrid ganaba y como, siendo muy pequeño y no tan pequeño, me enfada, lloraba y acababa yéndome del salón a mi habitación porque no podía soportar perdiera contra el Tenerife, Deportivo, Barcelona, etc.

Futbol Javi, Cris y yo

Hablando un día con mi padre me dijo que no me lo podía tomar así, que sufría más de lo que disfrutaba pese a que el Madrid siempre ha estado peleando por títulos. No podía ser que si el Madrid ganaba, la alegría, me duraba un día y si perdía, la pena, me duraba una semana. Solo era un niño que quería que su equipo ganara porque era lo que tenía que hacer, sin más, y la ilusión de un niño rota es difícil de arreglar.

Antes de ser consciente de muchas cosas quería que el Barcelona ganara, que aquel Dream Team consiguiera la Liga de Campeones. Eso fue de la politización del futbol o de que yo fuera consciente. El detonante fue un partido del Madrid – Barcelona que vi en el bar de Chércoles, allí había una pareja de Barcelona que lógicamente apoyaban al Barça, según transcurría el partido y el Barcelona cogía venganza empezó a crecer una animadversión, hacia la pareja, completamente ridícula en todos los sentidos. Hasta ese momento habíamos estado de charla todo el fin de semana sin problemas hasta que llego el partido. Ese fue el último partido que vi con esa mentalidad. Como un último cigarro antes de dejarlo del todo.

Desde entonces, los partidos de futbol, o no los veo o los veo con mi familia y mis amigos. Ayer vi el partido del Madrid contra la Juventus de Turín en un bar Irlandés de Bremen. Había gente de muchas nacionalidades por todo el pub y cada uno apoyó a quien le dio la gana. Al principio del partido recordé los partidos con el papa en el salón, también me acordé de los que, al final, se convierten más en una reunión familiar que en un partido de futbol y acaban llegando tíos, padrinos, primos, etc para compartir la cena y hablar de todo, incluido el futbol. Y por último eché de menos a los compis de Champions, Miguelón, Bolli, Lelas, Alvaritor, El Negro, Jualini, Piwi, Gerri, Alberto, Socio, Anita, Tania, Iñaki… y muchos más!!

Ay esos bares como el Femary, Bacanal, Los Gauchos, la mítica Fábrica de la Yaya! esas cañas bien tiradas, botellines, tercios verdes, salchipapas, palomitas de pollo y demás viandas que acompañan conversaciones que unen amigos mientras 22 desconocidos entretienen a la masa del pueblo como si de gladiadores de la antigua Roma se tratara.

futbol

Ayer estuve bien escoltado, no os preocupéis, al final, sevillanas, onubenses, franceses, un asturiano y hasta un alemán despistado acompañaron a este madrileño de alma soriana mientras veía el partido del Madrid. He de decir que estuvo muy bien y que ojala se repita viendo la final de la Champions, pero también he de decir que, como ya escribí otro día, poco a poco te vas dando cuenta de las cosas que dejas cuando ves que no las tienes….

Madrid juve

Trabajar desde casa tiene cosas buenas…

Al igual que mucha gente, desde hace tiempo, me pregunté cómo sería eso de trabajar en casa. Como sería capaz de compaginar el estar delante de un ordenador y nos sucumbir a echar un vistacillo a los tráileres de las últimas películas que están por estrenar, a la página de Facebook, Twitter, alguna página de frikis digna de perder horas de mi tiempo y un largo etcétera de distracciones al alcance de la mano.

haciendo que trabajo

Sinceramente tenía ganas de probarlo, o mejor dicho de probarme a mí mismo. Es cierto que solo llevo dos semanas y media y que no es un estudio muy fiable en base al poco tiempo que llevo pero si es verdad que una idea te puedes hacer. Me imagino que dos semanas o 5 meses no es comparable a 15 años.

Independientemente de lo veraz del estudio, he comprobado que hay momentos que antes no tenía. El momento desayuno! De momento, junto con el paseo en bici hasta la academia, el mejor del día. Son 20 minutos en los que puedes mirar lo que quieras mientras desayunas. Blog, @Xataka, periódicos, el @Marca y si eres un poco friki de la tecnología meterte en páginas como @applesfera e investigar acerca de la cámara del @Iphone y de todo lo que puedes hacer en base a unas cuantas aplicaciones.

Cerca de media hora aprendiendo y recordando a Ana, mi fotógrafa favorita http://www.anatardaguila.es/, la que en su día me enseño programas de edición video y me respondió a más de una pregunta sobre las maquinitas que según los indios americanos, te robaban el alma.

Fue en el mismo campamento aquel de La Manga donde la conocí y ella era una de “mis niñ@s” del campamento y junto con Sara y Jara, tiempo después, ha sido casi la única conexión que mantengo con mi primera experiencia como monitor. Razón de más para saber que gracias a ella y a mi primera cámara de fotos, regalo de mi primera comunión, hoy puedo disfrutar, sin tener casi ni idea, de la fotografía, con la única pretensión de conseguir una foto que me transmita algo de cada 100 o 1000 que pueda hacer.

Entre Isos, obturaciones, diafragmas y demás parámetros, me acuerdo de todo lo que me queda todavía por aprender y, espero, que esta curiosidad no se me vaya nunca y pueda seguir disfrutando como quien aprende a nadar con algo más de 50 años.

éstudiando en la academia

Espero que después de este ratico y de bajarme una aplicación para hacer la cámara de fotos del IPhone manual pueda empezar a mejorar la calidad de las fotos del Blog y que disfrutéis tanto como yo.

Son las 9:06, hora de ponerse a trabajar…