El poder del timbre…

Siempre me he admirado a la gente que conduce bien, quizás porque siempre me gustaron los coches y desde hace un tiempo les tengo la admiración y el respeto que se merecen.

La primera persona que admiré conduciendo fue mi padre, normal si tenemos en cuenta que fue el que me enseño a conducir. Tiempo después de sacarme el carné de conducir me di cuenta de que efectivamente trazaba las curvas con una trayectoria medida milimétricamente y rara vez no prestaba atención a lo que tenía entre manos. Respetuoso con los limites, las indicaciones y las obligaciones aunque su coche tuviera 90 o 167 CV. Nunca pasé miedo en ningún de los viajes que compartí con él y no creo que lo pasé jamás ya que ahora soy yo el que intento llevarle 🙂

IMG_8244

La segunda persona fue mi hermano mayor, el me enseño buena parte de la mecánica de los motores y por eso y por su manera tranquila y sin fallos de conducir se ha ganado mi respeto año tras año. Es como IceMan en Topgun, nada le pone nervioso y lleva al extremo la meticulosidad de sus maniobras. Bien fuera con un Citroën C3, un Ford Ka o cualquier otro modelo de coche su manera de conducir ponía de manifiesto en cada gesto y acción que para el conducir, no era solo conducir, era mucho más y como tal así lo llevaba a cabo.

La tercera persona es Miguel Castresana. Ni peor ni mejor, distinto. Si Carlos es IceMan, Miguel es Maverick, nacido con un don innato para la conducción, un “algo” difícil de explicar que hace que la experiencia merezca la pena en todos los sentidos. Trata a su coche como el protagonista de Transporter trata al suyo, fiel reflejo de que para él es casi un ser vivo. Las conversaciones sobre coches que nos compraríamos han sido memorables y dentro de poco, uno de los dos, tendrá más cerca a uno de nuestros favoritos.

Cualquiera de esta tres personas sería feliz en Bremen… sobre una bicicleta! El poder que tiene el timbre (obligatorio para poder circular en esta ciudad) va más allá de cualquier otro que pudieras conseguir incluso con un Hummer. El carril bici es La Vía Lactea de los pilotos que llevan sus vehículos sin importar que o quien puede traspasarla.

Ir montado en tu bicicleta durante los primeros días crea algo de tensión ya que eso del carril bici por toda la ciudad es algo a lo que en Madrid no estamos acostumbrados y por lo tanto choca de frente que la preferencia de la bici sobre el resto de creaciones de nuestro señor se ABSOLUTA.

El termino absoluto se refiere al todo o a la totalidad; durante este tiempo he visto sonar un timbre y que una abuelo que andaba en tacataca saltara cual gacela para ponerse a salvo fuera de la vía del demonio sobre ruedas. No importa que un hombre este descargando la furgoneta, la persona en cuestión esperará a que la o las bicicletas hayan pasado para terminar de descargar la mercancía. La mayoría de las veces la gente que se encuentra cerca del carril suele tener la precaución de mirar siempre antes de cruzar pero, y esto me pasó a mi hace dos semanas, cuando una persona no mira y casi es atropellada por una bicicleta (es que se veía que se iba a meter), pide perdón como si en lugar de haber traspasado la línea hubiera saltado a los profundidades del averno disfrazado de querubín y cantando villancicos.

IMG_8246

El poder del timbre es absoluto, coches, motos, personas de toda clase y condición… nadie se escapa de su control. Incluso, si deseas adelantar a una bici, con un simple gesto de tu pulgar, verás como la otra bicicleta se aparta hasta donde sea necesario con tal de que puedas adelantarla y no entorpecer tu camino.

Lo más asombroso es que si hay algún tipo de bloqueo, las personas que se encuentren andando por la acera se detendrán para que los vehículos de satanás puedan circular ya que ellos son los elegidos.

¡Ay queridos tres ejemplos de conducción! Como os gustaría poder gozar de ese poder, pasear sin miedo al atropello, a los atascos, sin estar alerta del que vino por un lado o el que se marchó por el otro. Que placer sería que pudierais sentir la fuerza que emana de esa pequeña caja con forma de concha, hacer vibrar su mecanismo para dejar fluir toda la energía que hace que cuando vas encima del caballo de La Parca, nada se interpone en tu camino.

Descubriendo tu «no ciudad»

Todo el mundo dice que cuando vives en una ciudad, al final, acabas siempre en los mismos bares, restaurantes y lugares, principalmente porque los conoces y sabes que funcionan. Da pereza tener que pensar donde ir, innovar y salir de la famosa «zona de confort». Supongo que al fin y al cabo sabes que el resto de los sitios siempre estarán ahí para cuando te aburas y quieras cambiar.

Lo bueno de los sitios conocidos es que puedes saludar al camarero, no arriesgarte con esa tapa que te sentó mal (porque lo que me sentó mal fue la tapa y no las cervezas), o pedirle un Gin Tonic a tu gusto porque sabes que te lo pondrán exactamente como te gusta.

Festival Bremen (6)
Siempre que he salido con algún compi del curro, los cuales suelen ser todos de fuera, me han descubierto sitios nuevos, lugares que no hubiera descubierto ni queriendo porque ni siquiera estaba en mi radio de actuación. Gracias a ellos encontramos sitios buenos o muy buenos, pero nunca malos, porque ya se han preocupado de informarse antes por si acaso. Siempre que lo hemos comentado me han dicho que no entienden como puede ser posible que con todo lo que hay en Madrid no conozca más sitios y siempre acabe en los 4 o 5 de siempre.

Festival Bremen (2)
Al llegar a Bremen la tortilla se dio la vuelta y ahora soy yo el que se preocupa de buscar sitios que merezcan la pena y de intentar conocer lo máximo de una ciudad en la que cada día que pasa es un día menos que tengo para descubrir sitios nuevos. Plazas, iglesias, tiendas, bares y restaurantes… Si la mitad de los fines de semana no estuviera de viaje creo que me habría consagrado como gurú de Bremen en tripadvisor. Página, por cierto, que me ha hipotecado las comidas, en todos los lugares que visito ando siempre pendiente de hacer fotos para poder compartirlo y ayudar así a futuros viajeros en esta página y de paso voy coleccionando estrellas 🙂

El pasado domingo 14 de Junio fuimos a dar una vuelta por el mercadillo que ponen los domingos detrás de la estación de trenes (Bahnhof para los amigos alemanes). La verdad que el mercadillo en si no es muy grande, lo interesante es ver que la gente vende todo aquello que ya no necesita o no quiere. Hay familias enteras de alemanes, rumanos, árabes, octogenarios y chavales, toda persona que quiera vender algo que le sobre está allí. Cada uno vende lo que quiere y al parecer no hace falta licencia ni nada parecido. Mucha gente viene aquí a comprar y vender bicicletas, ya que si no eres muy exquisito, puedes conseguir una bicicleta con 30 ańos, made in germany, con luces y con un solo freno delantero.

Festival Bremen (4)

Es curioso que el amor por la vida de uno mismo decrezca según la latitud. En España las bicicletas siempre han tenido dos frenos, en Alemania solo tienen un freno y en Holanda no tienen ninguno y se frena invirtiendo el sentido de los pedales. La renta per cápita de Holanda es superior a la de Alemania y está es superior a la de España… Será para controlar el exceso de población!

Después de decidir la cantidad de cosas inútiles que nos compraríamos si estuviéramos viviendo aquí indefinidamente…

Pausa. Mientras escribo este post voy en el tren camino al aeropuerto para coger un vuelo a Copenague. Aquí es necesario enseñar, aparte del billete, la tarjeta de crédito que se ha utilizado para la compra. Una tarjeta de Evo Bank normal. Cuando la mujer la ha cogido me ha mirado se ha sonreído, me ha dicho «dunkel Kard, jejejeje». Que viene a ser algo así como «una tarjeta negra juasjuasjuas» No sé si iba con segundas o es que no ha visto una tarjeta negra en su vida. Humor alemán. Fin de la pausa.

Festival Bremen (5)
…prosigo el relato anterior. Después de mirar y no comprar nada fuimos hasta el final de una valla donde descubrimos que había como veinte puestos de comida, formando un pequeño mercado como el street food de Madrid. Había comida vegetariana, kebabs, salmón a la brasa, biológica, sándwiches, bretzels, arenques… Un sin fin de propuestas gastronómicas. Descubrimos que justo al lado había una pista de skate donde un monitor enseñaba a niños de todas las edades provistos de cascos, rodilleras, coderas, patinetes y monopatines. Justo detrás había un edificio de unas cuatro plantas y ya que andábamos descubriendo lugares decidimos entrar. Es lo bueno de no saber dónde vas, que nunca sabes lo que te puedes encontrar.

Resulta que la casa era una casa de cultura alternativa, algo parecido a una casa okupa pero en limpio. Durante el fin de semana estaban llevando a cabo un festival ecológico en el complejo del edificio. En una de las fachadas, habían montado un escenario con una pantalla y tumbonas para que la gente se pudiera acomodar para disfrutar de los artistas que iban sucediéndose. Mirando la información que había repartida por el edificio nos enteramos que el fin de semana pasado había estado Jarabe de Palo, que para ser sincero no me gustan mucho, por no decir nada, pero hubiera venido encantado a escucharles cerveza en mano y recordar tiempos de adolescente.

Festival Bremen (3)

Este fin de semana estaré en Tivoli, por lo que no podré seguir descubriendo la ciudad y el siguiente me bajo a mi querida Madrid. Después de ese lapso de tiempo tendré casi un mes para buscar ansioso rincones que merezcan la pena tener un hueco en la memoria que reserve para las experiencias vividas en Bremen.